Año
nuevo para muchos representa un "Nuevo Comienzo" con toda clase de
buenas intenciones de mejorar en diferentes áreas de nuestras
vidas. Tiene su mérito, el problema es que solo el 8% de quienes se proponen éstas
resoluciones cumplen sus propósitos de año nuevo.
Mucha
gente culpa a la falta de fuerza de voluntad, esa cosa misteriosa que solo
algunos parecen tener mientras que nosotros no. Con más auto-control podríamos
comer bien, hacer ejercicio de forma regular, evitar las drogas o el alcohol,
ahorrar para el retiro, dejar de procrastinar y lograr toda clase de metas nobles.
En
estudios recientes, los científicos han obtenido resultados muy convincentes
sobre cómo funciona la fuerza de voluntad. En ésta entrada aprenderemos acerca
de esto.
Postergando el premio
En
esencia, la fuerza de voluntad es la habilidad de resistirnos a las tentaciones
de corto plazo para poder lograr metas de largo plazo a lo que se le conoce
como postergación de la gratificación.
¿Has
escuchado hablar de la prueba o experimento del bombón?
Hace
más de 40 años, el psicólogo Walter Mischel exploró al autocontrol en niños con
una prueba simple pero efectiva. Sus experimentos son la base de los estudios
modernos en autocontrol.
Mischel y sus colegas presentaban a niños un
plato con dulces como bombones. Entonces al niño se le decía que el
investigador tenía que salir de la habitación por unos minutos pero no sin
antes decirle al niño que tenía una elección simple. Si el niño esperaba a que
regresara, entonces le daría dos bombones. Pero si el niño no podía esperar
entonces podría tocar un timbre y el investigador vendría de inmediato pero
solo le daría un bombón.
Tanto
en los niños como en los adultos, la fuerza de voluntad puede pensarse como la habilidad
básica de posponer al premio. Los niños con buen autocontrol sacrifican el
placer inmediato de masticar un delicioso bombón por el gusto de disfrutar de
dos bombones después. Los exfumadores sacrifican el disfrute del cigarro para
disfrutar de buena salud y evitar el riesgo de cáncer de pulmones en el futuro.
Los compradores compulsivos se resisten a pasear en el centro comercial para
ahorrar para un retiro cómodo etcétera.
Estos
experimentos llevaron a Mischel y a sus colegas a desarrollar un sistema para
explicar a nuestra habilidad de postergar la gratificación. Y propuso lo que él
llama el sistema “caliente y frío” que explica por qué la fuerza de voluntad
tiene éxito o falla. El sistema frío es cognitivo por naturaleza. Es un sistema
pensante que incorpora conocimiento sobre sensaciones, deseos, acciones y
metas que te recordará por qué no
deberías de comerte el bombón por ejemplo. Mientras que el sistema frío es
reflexivo, el sistema caliente es impulsivo y emocional. El sistema caliente es
responsable de respuestas rápidas y de reflejos que responden a ciertos
gatillos tales como tomar el bombón y metértelo a la boca sin pensar en las
implicaciones. Si esto fuera una caricatura, el sistema frío sería el ángel en
tu hombro y el sistema caliente sería el diablo.
Cuando
la fuerza de voluntad falla, la exposición a estímulo caliente simplemente
anula al sistema frío llevando a acciones impulsivas. Pudiera parecer que algunas
personas son más susceptibles que otras a gatillos calientes y esa
susceptibilidad a respuestas emocionales podría afectar su conducta toda la
vida, tal como Mischel descubrió cuando volvió a poner a prueba a los mismos chicos ya de
adolescentes. Descubrió que los niños que esperaban más por los bombones como
preescolares tenían mejores resultados en la escuela y los padres tendían a
describir a sus hijos como chicos con mayor habilidad para planear, manejar el
estrés, responder a la razón, mostrar autocontrol en situaciones frustrantes y
concentrarse sin distraerse.
De
hecho el estudio no terminó ahí. Mischel y otros colegas dieron con 59 de los
sujetos ahora en sus cuarentas que habían participado en el experimento del
bombón de niños. Los investigadores pusieron a prueba a los sujetos con una
prueba de laboratorio conocida por demostrar autocontrol en adultos.
Increíblemente las diferencias entre los sujetos
parecieron acompañarlos por décadas. En general aquellos niños que eran menos
exitosos en resistirse a la tentación hace tantos años, tuvieron bajos
resultados en la prueba de autocontrol como adultos. La sensibilidad de un
individuo al llamado “estímulo caliente” parece persistir a lo largo de los
años.
Fortaleciendo Autocontrol
Otros
estudios demuestran que cuando hemos resistido la tentación y lo seguimos
haciendo llegamos a un punto de agotamiento lo que nos hace susceptibles de
caer en la tentación nuevamente. Es como si tuviéramos un tanque de fuerza de
voluntad que se va agotando a medida que lo usamos. Sin embargo, nunca se agota completamente.
Siempre tenemos reservas a las que podemos acceder con la motivación adecuada.
El
autocontrol es un músculo que se fortalece a medida que se ejercita. Los
músculos pueden cansarse por el ejercicio a corto plazo, pero se fortalecen con
el ejercicio regular en el largo plazo. De la misma forma cuando practicas el
autocontrol frecuentemente, logras incrementar tu fuerza de voluntad.
Todavía
quedan muchas preguntas sin responder sobre la naturaleza del autocontrol sin
embargo podemos mejorar las posibilidades de mantener nuestros propósitos si
hacemos lo siguiente antes de recurrir a la fuerza de voluntad:
1.- Establecer la motivación:
se trata de meditar a conciencia el para
qué se busca hacer el cambio. ¿Qué se busca satisfacer? ¿Cuáles son las
consecuencias de no conseguirlo?
2.- Definir metas claras: Nada es tan importante como fijar metas claras como el agua. Aun mejor, es tener una visión para
mantener la motivación. Un Coach de Vida puede ayudarte a hacerlo
de forma profesional y a diseñar la estrategia para la acción.
3.-Monitorear tu
comportamiento hacia el objetivo: debe haber una
forma en la que puedas medir si estás avanzando o no hacia tu objetivo y debes
estar atento de cómo lo estás haciendo tal como ocurre en un proceso de
coaching.
Karina Carlos
Life
Coach
Comentarios
Publicar un comentario