Reflexionando sobre lo desconocido con el científico más famoso del mundo
A
pesar de que fue el científico más famoso de su tiempo, Albert Einstein sabía
que nunca entendería del todo el funcionamiento del mundo con los límites de la
mente humana. Experimentando al universo como un armonioso todo, alentaba el
uso de la intuición para resolver los problemas. Maravillado por el misterio de
la creación en la naturaleza, aplaudía los ideales de grandes maestros
espirituales como Buddha y Jesús.
En busca del Hombre Cósmico
El
siguiente es un extracto de sus escritos que explora el punto medio entre
ciencia y espiritualidad, dándonos un vistazo fascinante sobre cómo veía Einstein
al mundo:
“La
escuela me ha fallado y he fallado a la escuela. Me aburre. Los profesores
actúan como sargentos. Yo quería aprender lo que yo quería saber, pero ellos
querían que yo estudiara para el examen. Lo que más detestaba era el sistema
competitivo ahí especialmente los deportes. Por ésta razón nunca valí nada y en
muchas ocasiones sugirieron que me fuera.
Ésta
fue una escuela católica en Múnich. Sentía que mi sed de conocimiento estaba
siendo estrangulada por mis profesores; los grados eran su única medición.
¿Cómo puede entenderte un profesor con tal sistema?
Einstein se sentía
estrangulado por sus profesores orientados a las calificaciones en la escuela
Orden en el Universo, Desorden en la Mente Humana
Desde
los doce años comencé a sospechar de la autoridad y a desconfiar de mis
profesores. Aprendí mayormente en casa, primero de mi tío y después de un
estudiante que venía a comer con nosotros una vez a la semana. Me daría libros
de física y astronomía.
Conforme
más leía, más perplejo estaba con respecto al orden en el universo y el
desorden de la mente humana, por los científicos que no están de acuerdo con el
cómo, el cuándo o el porqué de la creación.
Entonces
un día este estudiante me trajo la Crítica de Pura Razón de Kant. Leyendo a
Kant comencé a sospechar de todo lo que se me había enseñado. Ya no creía en el
conocido Dios de la biblia, sino en el misterioso Dios expresado en la
naturaleza.
Las
leyes básicas del universo son tan simples, pero porque nuestros sentidos están
limitados, no podemos captarlo. Existe un patrón en la creación.
Si
vemos a este árbol afuera cuyas raíces buscan debajo del pavimento por agua, o
una flor que envía su dulce fragancia a las abejas polinizadoras, o hasta a
nosotros mismos y las fuerzas internas que nos llevan a actuar podemos ver que
todos danzamos al ritmo de una melodía misteriosa, y el que toca ésta melodía
desde una inescrutable distancia- sea cual sea el nombre que le demos –Fuerza Creativa,
o Dios- escapa todo conocimiento de libro.
La
ciencia nunca está terminada porque la mente humana solo usa una pequeña porción
de su capacidad y la exploración del hombre sobre su mundo también es limitada.
Un Einstein musical creía
que todos danzamos al ritmo de una misteriosa melodía
Experimentando al Universo como un Todo Armonioso
Puede
que la creación sea espiritual en origen pero ello no significa que todo lo que
ha sido creado sea espiritual. ¿Cómo puedo explicarte tales cosas? Aceptemos
que el mundo es un misterio. La materia no es ni solamente material ni
enteramente espiritual.
El
hombre también es más que carne y sangre; de lo contrario ninguna religión
hubiese sido posible. Detrás de cada causa existe otra causa; el fin o el
principio de todas las causas están por encontrarse aún.
Y sin embargo, debemos recordar una cosa: no existe efecto
sin causa y no existe la ilegalidad en la creación
Si
no tuviese una fe absoluta en la armonía de la creación no hubiese intentado
por treinta años expresarlo en una fórmula matemática. Es tan solo la
consciencia del hombre de hacer con su mente lo que lo eleve por encima de los
animales lo que lo habilita a ser consciente
de sí mismo y de su relación con el universo.
Siento
que tengo sentimientos de religión cósmica. Nunca pude captar cómo alguien
puede satisfacer éstas necesidades rezando a objetos limitados. Un árbol es
vida, una estatua está muerta. El todo de la naturaleza es vida, y la vida como
yo la observo rechaza a un Dios que se parezca a un hombre.
El
hombre tiene dimensiones infinitas y encuentra a Dios en su consciencia. Una religión
cósmica no tiene dogma más que enseñarle al hombre que el universo es racional
y que su más alto destino es reflexionar sobre él y co-crear con sus leyes.
Revelando la magnificencia de la Creación
Me
gusta experimentar al universo como un todo armonioso. Cada célula tiene vida.
La materia también, tiene vida; está solidificada en energía. Nuestros cuerpos
son como prisiones, y busco ser libre, pero no especulo sobre lo que pasará
conmigo.
Vivo
aquí ahora, y mi responsabilidad está en este mundo ahora. Lidio con las leyes
naturales. Este es mi trabajo aquí en la tierra.
El
mundo necesita impulsos morales nuevos, los cuales me temo no vendrán de las
iglesias.
Quizá
esos impulsos deban venir de científicos en la tradición de Galileo, Kepler y
Newton. A pesar de fallas y persecuciones, estos hombres dedicaron sus vidas en
demostrar que el universo es una entidad individual, en el cual yo creo un Dios
humanizado no tiene lugar.
El
científico genuino no se mueve por elogios o por culpa, ni tampoco predica. Revela
al universo y la gente viene por sí sola, sin tener que ser empujada a mirar
una nueva revelación: el orden, la armonía, ¡la magnificencia de la creación!
Y
a medida que un hombre se vuelve consciente sobre las estupendas leyes que
gobiernan el universo en perfecta harmonía, comienza a darse cuenta de lo
pequeño que es. Es capaz de ver la estrechez de la existencia humana, con sus
ambiciones e intrigas, es el credo de “yo soy mejor que”.
Este
es el comienzo de la religión cósmica en él; la hermandad y el servicio humano
se vuelven su código moral. Sin las bases de tal moral, estamos destinados al
fracaso.
Einstein cree que el
verdadero científico tiene fe
Si
queremos mejorar al mundo no podemos hacerlo sin conocimiento científico sino
con ideales. Confucio, Buddha, Jesús y Gandhi han hecho más por la humanidad
que lo que ha hecho la ciencia.
Debemos
comenzar con el corazón del hombre- con su consciencia- y los valores de la
consciencia solo pueden manifestarse por el servicio altruista hacia el hombre.
La
religión y la ciencia van de la mano. Como lo he dicho antes, la ciencia sin
religión es débil y la religión sin ciencia es ciega. Son interdependientes y
tienen un objetivo en común- la búsqueda de la verdad.
Por
lo tanto es absurdo que la religión proscriba a Galileo, a Darwin y a otros
científicos. Y es igualmente absurdo que los científicos digan que no hay un
Dios. Los verdaderos científicos tienen fe, lo cual no significa que deban
adoptar un credo.
Sin
religión no hay caridad. El alma dada a cada uno de nosotros es movida por el
mismo espíritu que mueve al universo.
No
soy un místico. Tratar de encontrar las leyes de la naturaleza no tiene nada
que ver con el misticismo, aunque ante la cara de la creación me siento muy
humilde. A través de mi búsqueda de la ciencia he conocido sentimientos de
religión cósmica. Pero no busco ser llamado un místico.
Creo
que no necesitamos preocuparnos por lo que ocurra después de ésta vida, siempre
que hagamos nuestro trabajo aquí- amar y servir.
Tengo
fe en el universo, porque es racional. La Ley antecede a cualquier acontecer. Y
tengo fe en mi propósito aquí en la tierra. Tengo fe en mi intuición, el
lenguaje de mi consciencia, pero no tengo fe en la especulación sobre el Cielo
y el Infierno. Me importa este tiempo, aquí y ahora.
La Mente intuitiva es un
regalo
Mucha
gente cree que el progreso de la raza humana se basa en las experiencias empíricas,
de naturaleza crítica, pero yo digo que el verdadero conocimiento se obtiene a
través de la filosofía de la deducción. Porque es la intuición lo que mejora al
mundo, no solo seguir un caminado de pensamiento.
La
intuición hace que veamos hechos que no guardan una relación y pensar en ellos
hasta que todos son traídos ante una ley. Mirar hechos que no guardan una
relación significa el quedarnos con lo que tenemos en lugar de buscar hechos
nuevos.
La
intuición es el padre del nuevo conocimiento, mientras que el empirismo no es
nada más que la acumulación de conocimiento viejo. Es la intuición, no el intelecto,
el “ábrete sésamo” de ti mismo.
De
hecho, no es el intelecto sino la intuición lo que avanza a la humanidad. La
intuición le dice al hombre su propósito de vida.
No
necesito la promesa de la eternidad para ser feliz. Mi eternidad es ahora. Sólo
tengo un interés: cumplir mi propósito en donde estoy.
Este
propósito no me lo han dado mis padres, o mi entorno. Es inducido por
factores desconocidos. Éstos factores me hacen parte de la eternidad.”
~
Albert Einstein
Texto Fuente: Einstein y el Poeta: En
búsqueda del Hombre Cósmico (1983). De una serie de reuniones que sostuvo William
Hermanns had con Einstein en 1930, 1943, 1948, and 1954
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