Si Aristóteles todavía viviese haría una modificación a su reflexión, algo así como:
“El éxito es lo que hacemos
cada día, por tanto, la excelencia,
no es un acto sino un HÁBITO”.
Fíjate entonces que importante es empezar. Poner manos a la obra en hacer deporte, empezar a entrenar, empezar con el nombre de tu negocio, empezar a dejar de fumar (o cualquier actividad que sabes que no es muy saludable que digamos), en definitiva a "poner más acción con lo que tenemos que preocuparnos por lo que nos pudiese faltar".
En buen romance, comprender o tener esa inteligencia, no es suficiente… ¡Hay que aplicar, por muy obvio que nos aparezca a veces! Te diré un secreto, grandes negocios han existido no porque esas ideas fueran increíbles o no se le hubieran ocurrido a nadie, sino porque las aplicaron con excelencia, pensando en la mejora, pensando en el progreso y en dar forma, después de haberle puesto su empeño inicial en ello… La perfección paraliza y muchas veces da lugar a algo que nunca empieza.
Por eso no te flageles ¡¡postergando y postergando y postergando!!, muchas veces y te lo digo por experiencia dejamos a un lado lo que más queremos, buscando el “supuesto momento apropiado”, y es algo muy fácil de decir, pero es lo que mas cuesta de aplicar: HACER TANGIBLE, AQUELLO QUE ESTÁ EN TU MENTE. Claro que creo en que hay momentos apropiados pero solo cuando se tiene un plan y un lugar asignado. Sino no aplicas lo que tienes en tu cabeza solo se quedará en ilusiones… Cavila que al día toneladas de información nos abordan y pueden causar ceguera en en nuestra escalera al éxito Tienes que guardar en tu mente lo que creas que te es productivo y te ayude en tus metas y objetivos.
¡La buena noticia es que todo ese estudio, todas esas experiencias!, todo ese rigor ¡servirán para ponerte en marcha ya! Eso si, tan solo tienes que decidirlo... Así que no importa si no lo tienes todo ahora, transforma tu realidad con lo que tengas ¡y a por todas!
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