Soy de las personas que disfruta encontrando
significados en todos lados. Naturalmente también lo busqué en mi nombre.
Cuando he hablado de mi Polo
Positivo o mi lado de Luz he hecho alarde de que representa un equilibrio
entre mi energía femenina y mi energía masculina: Karina Carlos.
Cuando ambas energías están en equilibrio hay una
fluidez, una unidad con el todo. Una buena representación de esto es la imagen
Taoista de la relación indisoluble y complementaria del Yin y el Yang.
En términos generales, el lado femenino es un patrón
de energía: buscando extensión y expansión más allá de los límites.
Específicamente representa los valores de consciencia que surgen en la matriz
instintiva y de sentimientos del corazón; mientras que el lado masculino
representa la búsqueda, definición de metas, organizar, discriminación de las
características de la consciencia asociados con la mente y el intelecto. Por
milenios, las mujeres vivieron más el primer patrón y los hombres en el
segundo. Pero ahora, existe un impulso profundo por traer un equilibrio de
ambos en nosotros mismos y en nuestra cultura. Existe una urgente necesidad de
neutralizar el exagerado énfasis del valor masculino en un esfuerzo consciente
de integrar lo femenino.
Los últimos 4000 años han sido forjados por el sexo masculino,
marcado por perspectivas orientadas a las metas de los hombres – principalmente
las metas de conquista y control. Esto no es una crítica, las cosas debían ser
así para llegar a donde estamos.
Sin embargo, la religión y la ciencia y por lo tanto
nuestra cultura y patrones de comportamiento se han desarrollado desde ésta
fundación desequilibrada. A lo largo del tiempo, todo lo designado como “femenino”
fue menospreciado y reprimido. Naturalmente esto ha generado un desequilibrio
en la cultura y en el psique humano. Nos ha llevado a las tiranías en las que
al menos unas 200 millones de personas viven en
regímenes totalitaristas. Podemos verlo en el legado del desequilibrio
en Afganistán, Bosnia, Rusia y Kosovo.
Pero no sólo en esos lugares, el tirano de la vida
moderna es el reflejo extremo de una patología derivada de un desequilibrio
entre lo femenino y lo masculino y a nivel humano entre hombres y mujeres.
En donde no existe un equilibrio armonioso entre estas
dos energías, el principio masculino se vuelve patológicamente exagerado,
inflado; y el lado femenino se vuelve patológicamente disminuido,
desarticulado, inefectivo. Síntomas de patología masculina son rigidez,
inflexibilidad dogmática, omnipotencia y una obsesión con adicción al poder o
al control. Puede que haya una definición clara de las metas pero no habrá
receptividad a ideas y valores que entren en conflicto con éstas metas. El
horizonte de la imaginación humana será restringido y censurado. Es muy visible
la patología en los valores despiadados de los medios de comunicación, la
política y la orientación tecnológica del mundo moderno. Podemos ver el impulso
depredador de adquirir o de conquistar nuevo territorio en el impulso por el
control de los mercados, en la ideología del crecimiento, en las tecnologías
como la modificación genética de los alimentos. Vemos una competitividad
exagerada, el impulso a ir más lejos, crecer más rápido, lograr más, todo a
nivel de culto. Existe una sexualidad predadora tanto en hombres como en
mujeres que cada vez más pierden la capacidad de estar en una relación. Hay una
expansión continua en un sentido linear pero no hay expansión en la profundidad
o en entendimiento. La presión a hacer cosas se acelera.
¿El resultado? Agotamiento, ansiedad, depresión,
enfermedad que afectan a más y más gente. No hay tiempo ni espacio para las
relaciones humanas. Por encima de todo, no hay tiempo a la relación con la
dimensión del espíritu. El agua de la vida no fluye. Hombres y mujeres y sobre
todo los niños se vuelven víctimas de este duro, competitivo e indiferente
lugar: las mujeres en su desorientación y porque el valor femenino no tiene una
definición clara o un reconocimiento en nuestra cultura, se ven obligadas a
copiar la imagen patológica del hombre aumentando así el miedo a lo femenino.
En este panorama al hombre le cuesta más trabajo
encontrar este balance, y cambiar su énfasis en ir tras el poder por ir tras el
equilibrio. Éstas son algunas prácticas que pueden incorporar para fortalecer la
energía femenina y entrar equilibrio:
·
Usa
tu imaginación para retar los límites impuestos por la minoría controladora
·
Fórmate
una nueva imagen del espíritu como la totalidad de lo que es, incluyendo lo que
puedes y no puedes ver. Recupera los aspectos femeninos del espíritu: restaurar
la naturaleza, la materia y el cuerpo a niveles sagrados.
·
Imagina
al espíritu como un internet cósmico. Algo a lo que perteneces y con lo que puedes
desarrollar una relación.
·
Religión – Renuncia a formulaciones dogmáticas del pasado. Reconoce los efectos negativos de tener creencias
enraizadas como el “pecado original” en nuestra vida y su significado. Dale la
bienvenida a ideas de experiencia individual, de lo sagrado y la sabiduría interior.
·
Ciencia
– Integra el principio de las relaciones empáticas con lo que se ha estudiado y
practicado la ciencia (Inteligencia emocional) . En la educación dale a los niños
entendimiento empático de sus propios cuerpos y de la naturaleza en lugar de
venderles que el cuerpo y el universo son una máquina. Ayúdalos a volverse conscientes
de su entorno y a cultivar la capacidad de asombro.
·
El
psique: Aprende a identificar patrones depredadores u psicópatas en el
comportamiento. A reconocer y transformarlos en ti. Sana la separación entre
mente y espíritu. Reconoce que los sentimientos son una forma válida de
percibir la realidad y debe integrarse con el pensamiento. El problema
principal de nuestra sociedad es la inmadurez emocional.
·
Política:
Desarrolla un foro más allá de lo nacional y lo internacional en donde los
verdaderos problemas del planeta pueden ser articulados y manejados. Reconoce
que la grandiosidad, la estandarización, el impulso por controlar y la
proliferación de la burocracia son todos síntomas de la patología de un
principio masculino inflado.
·
Medicina:
Integra métodos alternativos (complementarios) con los ortodoxos como política.
Enfócate en la medicina preventive.
·
Cuidado de los niños: Un nivel más alto de cuidados prenatales. Atención a la dieta de los niños y a cultivar su
imaginación e intelecto.
·
Educar
a las mujeres a ser conscientes de su propio valor y sobre la importancia de su
contribución a nuestra cultura. A articular los valores de los sentimientos sin
miedo o vergüenza y la importancia de elegir a su pareja con más cuidado; el
valor y la responsabilidad de la maternidad.
Traducido y editado por Estela
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